miércoles, 26 de septiembre de 2012

Saltar


Saltar y rebotar en mis ideas, todas esas ideas que si me dan a elegir, las lanzaría al río, como lance esas piedritas en el río de mi infancia, cálido y lleno de luciérnagas…

Saltar o no, nunca ha sido la ambivalencia la elección más sincera, y a pesar de su precaria satisfacción siempre la encontramos en nuestros pensamientos más íntimos.

Saltar; desde el cielo donde vuelcan mis anhelos, mi fe, mi Dios.
Saltar; la imperiosa necesidad de sentirte aquí, juntito a mí, rescátame de todas mi inquietudes, lléname de virtudes, todas esas virtudes que me harán de ti...

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