martes, 20 de diciembre de 2011

Ciudades Moribundas

Sigilosa la anacoreta andaba… respirando el humo del tabaco, un armónico silencio… se detienen las lágrimas ante la visita de la hermosa mariposa en la mano extendida; luz tenue, palabras, historias…
En el cielo no se miran estrellas;  sangre roja muy roja sobre el asfalto, se respira en las calles rezos y música… ellos, los cobardes permanecen inermes, están sordos, están ciegos, están muertos¸ porque solo los muertos ya no tienen nada, lo que se ve es lo que es.
No se definir en mi limitado conocimiento quién nos robo el alma, por qué la vendimos. Las familias persignándose, se tiran plegarias por sus secuestrados, por sus asesinados, por sus putas, sus niños flagelados, por su dignidad vejada, por sus miedos, sus abrazos rotos.
Hay corazones con llagas ensuciando la ciudad; nuestra ciudad esta despedazándose en manos oscuras, mientras tanto, muy quietos caminamos en nuestra vestimenta de mentiras. Qué se hace cuando todo esta ya desmoronándose.
Seguimos teniendo esperanza mientras la voluntad está encarcelada.
Somos tan distantes, tan distintos...